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Por qué es tan difícil hallar una cura para el Alzheimer

Una familia en Riverside, California, escucha una presentación del neurólogo John Rigman sobre el Alzheimer. (Heidi de Marco/KHN)

A pesar de una tasa de fracaso de 99% y una gran decepción en diciembre, científicos que investigan el Alzheimer están avanzando con cientos de experimentos -y un gran impulso en dinero federal- para tratar de revertir una enfermedad mortal que los ha desconcertado por décadas.

Una ley aprobada por el Congreso en diciembre y firmada por el presidente Barack Obama asignó $3 mil millones a lo largo de 10 años para financiar la investigación de enfermedades cerebrales y de la medicina de precisión. La ley, llamada Ley de Curas del Siglo 21 (21st Century Cures Act), también incluye dinero en forma de premios para estimular los ensayos del Alzheimer.

Pero hasta ahora miles de millones de dólares no han servido para avanzar mucho en la decodificación de esta enfermedad roba-memoria, que afecta a 5 millones de estadounidenses. El Alzheimer es actualmente la sexta causa de muerte en la nación. Décadas de investigación no han producido un solo fármaco que altere el curso de la enfermedad.

Diciembre comenzó con otro contratiempo importante: la farmacéutica Eli Lilly compartió resultados decepcionantes de un ensayo clínico en última fase de su droga experimental Solanezumab, que no logró retardar significativamente la progresión del Alzheimer.

Pero los científicos no están renunciando a la hipótesis principal detrás del ensayo de Eli Lilly: que se puede derrotar al Alzheimer usando drogas para atacar las “placas” amiloides que se acumulan en el cerebro de los pacientes con este mal. Algunos científicos creen que esto es lo que causa la enfermedad.

Muchos observadores aún mantienen la esperanza de otra prometedora droga anti-amiloide, Aducanumab, de Biogen, que en un ensayo temprano mejoró el deterioro cognitivo en un pequeño número de pacientes.

Otras investigaciones potencialmente innovadoras buscan intervenir antes de que los pacientes presenten síntomas. Usando los escáneres PET, ahora los científicos pueden identificar las placas amiloides que se acumulan en el cerebro de un paciente años antes de que se desarrolle el Alzheimer. El estudio A4, por ejemplo, está probando Solanezumab en adultos que están acumulando placas amiloides, pero que no muestran signos externos de Alzheimer, como pérdida de memoria o deterioro cognitivo.

Otros científicos apuntan a lo que creen que es el verdadero culpable, la proteína tau, que crea “enredos” en el cerebro, otro marcador principal de la enfermedad.

Los experimentos continúan contra un telón de fondo sombrío: ninguna terapia nueva para el Alzheimer ha ganado la aprobación federal desde 2003, y los ensayos clínicos han tenido una tasa de fracaso del 99%. Los pacientes sólo pueden acceder a cuatro fármacos para el Alzheimer aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) que alivian los síntomas, pero no previenen, retardan o revierten el daño cerebral.

“La historia de los resultados de los ensayos clínicos ha sido una historia de decepción”, dijo Keith Fargo, director de programas científicos y de divulgación en la Asociación de Alzheimer.

Sin embargo, se están investigando o desarrollando 77 fármacos para esta enfermedad, según el grupo comercial PhRMA. Y otros experimentos buscan reutilizar drogas ya aprobadas por la FDA para otras condiciones, como la diabetes o el cáncer, para ver si pueden ayudar a los pacientes con Alzheimer y reducir en varios años el proceso de desarrollo de fármacos.

También se están explorando soluciones no farmacológicas. Estudios de observación han demostrado que las personas que hacen más ejercicio y tienen dietas más saludables parecen desarrollar el Alzheimer más tarde en la vida. Investigadores están llevando a cabo ensayos para medir más de cerca los efectos del ejercicio y la dieta. Un ensayo aleatorio en curso en la Universidad de Wake Forest, denominado EXERT, está probando los efectos del ejercicio aeróbico de alta intensidad en adultos con deterioro cognitivo leve, inscribiéndolos en programas de ejercicios en sedes de YMCA.

Incluso antes de que se aprobara la Ley de Curas del Siglo 21 en diciembre, la financiación pública para la investigación del Alzheimer ha estado aumentando. Los Institutos Nacionales de Salud (NIH) asignaron casi $1.000 millones a la investigación sobre esta enfermedad en el año fiscal 2016, un aumento de $350 millones con respecto al año anterior, según Laurie Ryan, directora del área de demencia relacionada con el envejecimiento del NIH. Hay 468 ensayos clínicos abiertos vinculados al Mal de Alzheimer, y más de un centenar están en curso, todos ellos figuran en la base de datos del gobierno ClinicalTrials.gov.

Mientras tanto, los defensores de los pacientes con Alzheimer todavía se enfrentan a una pregunta básica: ¿la tasa de Alzheimer está disminuyendo realmente? Un estudio publicado en la revista JAMA en noviembre encontró que, incluso sin avances científicos para modificar el curso de la enfermedad, las tasas generales de demencia, que incluyen al Alzheimer y otras demencias, parecen estar disminuyendo dramáticamente. El estudio pone en duda un importante punto al hablar del lobby del Alzheimer: que a medida que los baby boomers envejecen, el número de estadounidenses que viven con Alzheimer explotará de los actuales 5 millones a 14 millones en 2050. El trabajo también sugiere que los cambios en el estilo de vida pueden hacer la diferencia.

Mientras algunos vieron el anuncio como una buena noticia, otros minimizaron el hallazgo.

Incluso si las tasas de demencia bajan, el Alzheimer sigue siendo un gran asesino, y el número de personas afectadas probablemente seguirá aumentando, porque la población estadounidense está envejeciendo tan rápidamente, predijo Fargo. También cuestionó los métodos del estudio, que se basaron principalmente en entrevistas telefónicas.

El ensayo de Eli Lilly, llamado Expedition 3, fue el último avance potencial que se desbarrancó. En 2.100 personas con demencia leve, el Solanezumab no mostró resultados significativos en comparación con un placebo.

Algunos críticos dijeron que el fracaso pone en duda la tan debatida hipótesis de que las placas amiloides provocan el Alzheimer.

Pero la portavoz de Eli Lilly, Nicole Hebert, dijo que se necesita más trabajo para probar la hipótesis, porque el ensayo exploró sólo un método para remover el amiloide, en un subgrupo de personas. Hebert dijo que la compañía está explorando otras siete líneas de ataque.

“Los rumores sobre la muerte de la hipótesis del amiloide han existido por muchos años, y probablemente son prematuros”, dijo Fargo.

Fargo observó que las imágenes cerebrales han demostrado que las placas amiloides comienzan a acumularse entre 15 y 20 años antes de que aparezcan signos de demencia. Así que para probar realmente la hipótesis amiloide, dijo, los científicos pueden tener que intervenir antes de lo que hicieron en Expedition 3.

Y agregó que, a pesar del último fracaso, “todavía hay más optimismo en la investigación del Alzheimer ahora del que hubo durante 10 años”.

La respuesta al Alzheimer, dijo Ryan, no va a ser una “bala mágica”, sino una serie de soluciones adaptadas a diferentes pacientes.

¿Los científicos alguna vez encontrarán una cura?

El doctor Ron Petersen, director del Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer en la Clínica Mayo, no está apostando por ello. Pero todavía hay “mucho por hacer para mantener la esperanza”, dijo.

“Creo que frenar la progresión y/o retrasar el inicio, son metas realistas”.

La cobertura de KHN de enfermedades graves y el final de la vida es apoyada por la The Gordon and Betty Moore Foundation.

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