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California: proponen salario mínimo de $25 para trabajadores de salud

California: proponen salario mínimo de $25 para trabajadores de salud

Stan Lyles, vicepresidente del sindicato SEIU-UHW de trabajadores de salud, habla afuera de las oficinas de la Asociación de Hospitales del Sur de California, en una protesta a favor del aumento del salario a $25 la hora. (Myung J. Chun/Los Angeles Times via Getty Images)

SACRAMENTO – Los demócratas, alineados con los sindicatos, presentaron el miércoles 15 de enero un proyecto de ley que impondría un salario mínimo de $25 en todo el estado para los trabajadores de salud y el personal auxiliar, lo que probablemente genere una batalla campal con hospitales, hogares de adultos mayores y centros de diálisis.

El proyecto de ley de la senadora estatal María Elena Durazo obligaría a los centros de salud y a las agencias de atención domiciliaria a aumentar el salario de muchos empleados auxiliares, como técnicos de enfermería, amas de llaves, guardias de seguridad, trabajadores de la alimentación y personal de lavandería.

La demócrata de Los Ángeles afirmó que los trabajadores siguen estando mal pagos, a pesar de que han desempeñado un papel crucial durante la pandemia de covid-19. Ahora muchos de los que ganan cerca del salario mínimo estatal de $15.50 luchan contra la inflación, argumentó.

“¿Cómo sobrevive la gente?”, dijo Durazo a KHN antes de la presentación del proyecto de ley. “No pueden estar a punto de quedarse sin hogar. Eso es a lo que nos enfrentamos”.

Aunque el proyecto de ley está respaldado por el influyente Service Employees International Union-United Healthcare Workers West( SEIU-UHW), que representa a unos 100,000 trabajadores en todo el estado, propuestas similares han enfrentado anteriormente una fuerte oposición del sector de salud.

Si los legisladores aprueban el proyecto de ley y el gobernador Gavin Newsom lo firma, un líder sindical estimó que 1.5 millones de trabajadores de California podrían obtener un aumento salarial en enero de 2024.

El año pasado, el sindicato gastó unos $11 millones en promover medidas locales para tener $25 de salario mínimo en 10 ciudades del sur de California, mientras que los hospitales y centros sanitarios gastaron $12 millones para actuar en contra de estos proyectos.

En noviembre, esta lucha dio lugar a dos decisiones opuestas en dos ciudades en las que la medida llegó a las urnas: los votantes de Inglewood aprobaron aumentos en hospitales privados y clínicas de diálisis, mientras que los votantes de Duarte rechazaron el aumento salarial.

Durante la campaña, un comité electoral financiado por Kaiser Permanente del Norte de California, Adventist Health, Cedars-Sinai, Dignity Health y otros hospitales y sistemas sanitarios, advirtió que un salario mínimo de $25 aumentaría sus costos.

A principios de este mes, la Asociación de Hospitales de California lanzó una campaña para pedir a los legisladores $1,500 millones más en el presupuesto estatal para Medi-Cal, el programa estatal de seguros para personas con bajos ingresos y discapacidades. En un memorándum del 9 de febrero, Carmela Coyle, presidenta y consejera delegada de la asociación, escribió que los hospitales necesitan ayuda financiera urgente debido a la inflación y el aumento de los costos: “Se necesita ayuda, inmediatamente”.

Mientras tanto, el sector de los hogares de adultos mayores ha señalado que quiere pagar más a los trabajadores, pero no puede porque el estado les reembolsa muy poco por los pacientes inscritos en Medi-Cal. Y el ámbito de diálisis ha desembolsado más de $300 millones en los últimos seis años para desbarrancar tres medidas electorales estatales patrocinadas por SEIU-UHW, para aumentar el personal en las clínicas.

Las negociaciones para establecer un salario mínimo de $25 en todo el estado fracasaron en la legislatura el verano pasado, en parte porque los líderes sindicales y la asociación de hospitales habían vinculado el aumento a un retraso en las costosas mejoras de los hospitales para hacer frente a los terremotos.

La Asociación de Enfermeras de California, el Consejo de Asuntos Públicos de los Teamsters de California y otros sindicatos preocupados por la seguridad de sus trabajadores echaron por tierra el acuerdo. El Consejo de Diálisis de California también se opuso.

Durazo dijo que está dispuesta a escuchar las inquietudes de los hospitales sobre la flexibilización de las normas de adaptación sísmica, pero prefiere tratar las dos cuestiones por separado.

El estado también ha reconocido la necesidad de atraer y retener a los trabajadores al reservar unos $1,000 millones para ayudar al sector a hacer frente a la escasez de recurso humano. Pero los líderes sindicales afirman que los trabajadores necesitan un incentivo económico.

“Tenemos una mano de obra que ha sufrido mucho en los últimos tres años”, dijo Dave Regan, presidente de SEIU-UHW. “Y muchos trabajadores de salud han decidido que esto es demasiado difícil. Es demasiado agotador. Es demasiado peligroso”.

Aumentar el salario mínimo sacaría a las familias de la pobreza, dijo Joanne Spetz, directora del Instituto de Estudios de Política Sanitaria de la Universidad de California-San Francisco. Pero no está claro si el proyecto de ley resolverá la escasez crónica de mano de obra, porque los salarios son solo un factor.

Empleados más costosos podrían tener consecuencias negativas para los centros sanitarios.

“Si no obtienes mayores reembolsos de Medicare, Medicaid y las aseguradoras privadas, entonces tendrás que pensar cómo absorber ese aumento de gastos”, dijo Spetz. “O simplemente te deshaces del trabajador”.

Desde que Inglewood aprobó su medida, el aumento salarial ha transformado la vida de Byron Vasquez, al tener más tiempo para estar con su familia. Técnico de distribución en el Centinela Hospital Medical Center, Vasquez ganaba $21.17 la hora reponiendo suministros en todos los pisos. Pero dijo que necesitaba trabajo extra para mantener a su esposa e hija, y que a menudo se perdía las celebraciones familiares.

“Antes del aumento, tenía dos o tres trabajos para llegar a fin de mes”, dijo Vasquez, que hasta hace poco trabajaba turnos de fin de semana en un centro de atención residencial en Beverly Hills y conducía para Uber. “No era divertido, porque realmente no hay tiempo libre”.

Esta historia fue producida por KHN, que publica California Healthline, un servicio editorialmente independiente de la California Health Care Foundation.