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Calabacita, pavo y arroz integral: Medicaid ofrece alimentos como medicinas

Voluntarios de MANNA preparan sándwiches con bagels integrales y hummus. (Phil Galewitz/Kaiser Health News)

PHILADELPHIA — Cuando el camión de comida de MANNA llegó a su casa de ladrillo de dos pisos, Feliciano Pagán salió a recibirlo.

Pagán, de 48 años, saludó al conductor con una sonrisa y recogió dos bolsas grandes con comida congelada y fruta fresca para una semana. Entre los productos había fajitas de pollo con arroz integral y calabacín; “dumplings” de pollo, zanahorias y remolachas; y chuletas de cerdo agridulces con sopa de fideos y pavo.

Son comidas médicamente diseñadas, todas bajas en sal y carbohidratos, para mantener a Pagán, quien tiene insuficiencia cardíaca congestiva, fuera del hospital. Esa es la meta de Health Partners Plans, la compañía sin fines de lucro que administra el plan de salud de Medicaid del que Pagán es beneficiario.

Feliciano Pagan, beneficiario de Medicaid en Philadelphia, junto a sus comidas médicamente diseñadas preparadas por la organización sin fines de lucro MANNA y pagadas por Health Partners Plans, su plan de salud de Medicaid. (Phil Galewitz/Kaiser Health News)

Desde 2015, Health Partners se ha unido a un pequeño grupo de aseguradoras de todo el país para ofrecer a algunos miembros comidas especialmente diseñadas para mejorar su salud. La compañía pagó el costo total de entregar 560,000 comidas a más de 2,100 de sus miembros con diversas afecciones, como diabetes, enfermedades del corazón e insuficiencia renal.

La Metropolitan Area Neighborhood Nutrition Alliance (MANNA), una organización sin fines de lucro con sede en Philadelphia que proporciona alimentos médicamente apropiados para personas con enfermedades graves, prepara y entrega las comidas.

El servicio cubre tres comidas al día y generalmente dura seis semanas, aunque los miembros pueden renovar por dos ciclos adicionales de seis semanas. También proporciona asesoramiento nutricional. MANNA ofrece las comidas a todos los que viven en el hogar para que los miembros de la familia puedan ayudar a los pacientes que necesitan cambiar malas dietas. Health Partners, que presta servicios en Philadelphia y condados cercanos, dijo que la inversión está dando sus frutos.

Con el impulso que se obtiene al recibir estas comidas gratuitas, y el asesoramiento continuo para comprar mejor y preparar comidas saludables, los miembros pueden controlar mejor su diabetes, usar menos el hospital y reducir sus costos médicos, según el plan de salud.

“Queríamos ver si iba a funcionar y estamos muy contentos de decir que, gracias a la cooperación de nuestros miembros, vimos una dramática reducción en sus costos… y mejores resultados”, dijo William George, CEO de Health Partners.

George no hizo público cuánto paga su plan de salud por las comidas, aunque un experto de la industria dijo que cuesta menos de $15 al día por miembro.

El creciente número de programas de “alimentos como medicina” a nivel nacional tiene como objetivo mejorar la nutrición entre adultos con enfermedades graves para ayudarlos a sanar, recuperarse de los procedimientos médicos y controlar las enfermedades crónicas.

Aetna y otras dos aseguradoras también han agregado el beneficio para sus afiliados de Medicaid en el área de Philadelphia.

El programa de Medicaid de California inició en mayo un proyecto piloto de tres años para proporcionar comidas a varios miles de adultos con enfermedades crónicas. En Nueva York, el grupo sin fines de lucro God’s Love We Deliver proporciona comidas médicamente diseñadas para dos docenas de planes de atención a largo plazo administrados por Medicaid.

Muestra de una de las comidas de MANNA. (Phil Galewitz/Kaiser Health News)

A pesar del éxito de estos programas de alimentos, no son beneficios estándar en Medicare, el programa federal de salud para personas mayores y discapacitadas, ni en Medicaid, el programa estatal y federal de salud para personas de bajos ingresos. Los defensores de la ampliación de estos programas dicen que los mayores obstáculos surgen de la preocupación por el costo y la resistencia pública a un programa de salud del gobierno que proporciona alimentos gratuitos.

Pero los planes privados de Medicaid y Medicare gastan discrecionalmente los fondos que reciben del gobierno para servicios por fuera de la atención médica directa. Los defensores de estos servicios de comida están tratando que más de estos planes privados adopten los programas.

Karen Pearl, directora ejecutiva de God’s Love We Deliver, dijo que, aunque parezca obvio que brindarles a las personas comidas saludables les ayudará a mejorar, sigue siendo un gran cambio para los planes centrados en pagar las visitas al médico, la atención hospitalaria y los beneficios de medicamentos.

“Para los planes que tratan de cuidar a los miembros de alto costo, a veces es difícil sacar dinero del modelo médico, ya que la nutrición no siempre ha sido una prioridad”, dijo.

Según los expertos, un cambio reciente entre las aseguradoras públicas y privadas para pagarles a los médicos y hospitales por mantener a las personas fuera del hospital podría impulsar este enfoque.

Un estudio publicado en Health Affairs en abril encontró que proporcionar comidas personalizadas durante al menos seis meses en un plan de salud de Medicaid de Massachusetts redujo las visitas a urgencias, los ingresos hospitalarios y los gastos de salud en comparación con los adultos que no recibieron el servicio.

Otro estudio, publicado en junio en el American Journal of Managed Care, descubrió que cuando el Maine Medical Center ofreció comidas especialmente diseñadas a 622 pacientes de alto riesgo de Medicare, las tasas de readmisión al hospital disminuyeron un 38% en dos años, en comparación con los pacientes sin el servicio. Según la investigación, los ahorros en costos fueron más de $200,000.

“Decirle a alguien que vaya al gimnasio y coma sano ya no funciona”, dijo George. La gente no sabe cómo comer comidas nutritivas, no tiene fácil acceso a alimentos saludables o no puede pagarlos, añadió.

Ese fue el caso de Pagán, cuyo vecindario de clase trabajadora tiene restaurantes de comida rápida, pero carece de una tienda de comestibles más grande con una amplia variedad de frutas y verduras.

Pagán ha tenido una cirugía de válvula cardíaca y pronto podría necesitar un trasplante de corazón. Sus doctores le han dicho que reduzca la cantidad de comida grasosa, pero dijo que no sabía cómo hasta que Health Partners le ofreció las comidas especiales.

“Es duro no saber qué alimentos comer”, dijo Pagán durante una entrevista en mayo, justo después de recibir sus últimas comidas de MANNA.

MANNA utiliza un equipo de chefs y cientos de voluntarios para preparar las comidas en su sede en el centro de Philadelphia. Las comidas se etiquetan con una pegatina de colores que indica uno de los 11 tipos de dieta que cumplen, como baja en calorías, alta en proteínas o baja en sal.

A diferencia del popular servicio Meals on Wheels America, que ofrece comidas a personas mayores en todo el país gratis o a bajo costo, estas comidas especializadas varían según el estado de salud de cada persona.

“Ha tomado un tiempo para que se entienda el concepto que las comidas médicamente diseñadas son más que comida o tan solo un alimento, sino un servicio de atención médica especializada de alta tecnología para personas con necesidades médicas complejas”, expresó Robert Greenwald, director de Harvard Law School’s Center for Health Law and Policy Innovation.

Sue Daugherty, CEO de MANNA, dijo que lograr que las aseguradoras cubran el costo de las comidas es vital para expandir el alcance de su grupo, que de otro modo depende del apoyo filantrópico. Alrededor de 375 de sus 1,300 clientes están cubiertos por planes de salud de Medicaid.

Haugherty dijo que ha sido un desafío lograr que las aseguradoras consideren las comidas como una forma de ahorrar dinero.

“Pensamos en la comida como medicina y queremos que la gente tenga acceso a su dieta prescrita al igual que lo hacen con un medicamento recetado”, dijo.

Sue Daugherty, CEO de MANNA, sostiene una de las comidas médicamente preparadas en la cocina de Philadelphia. (Phil Galewitz/Kaiser Health News)

Agregó que, por ejemplo, los pacientes con cáncer que se someten a quimioterapia a menudo tienen poco apetito, por lo que darles comidas ricas en calorías y proteínas es importante para mantener su fortaleza.

George dijo que otra clave es el asesoramiento nutricional para que los miembros puedan aprender a tomar mejores decisiones en el supermercado, y preparar comidas saludables.

“No tenemos los recursos para alimentar a todos para siempre”, indicó.

Hay pocas investigaciones sobre cómo sigue la salud de las personas después de dejar de recibir las comidas médicamente diseñadas, dijo Seth Berkowitz, profesor asistente de medicina en la Universidad de Carolina del Norte, quien fue coautor del estudio de Health Affairs. Si bien no se discute que proporcionarles comidas nutritivas a los pacientes es bueno para su salud, se necesita más investigación para determinar quiénes son los mejores candidatos para estos programas y cuánto tiempo deberían durar, apuntó Berkowitz.

Marina Rangel, de 53 años, de Philadelphia, aseguró que las comidas que recibió en 2016 a través de Health Partners fueron la clave para ayudarle a recuperar su salud.

En ese momento, pesaba 400 libras y apenas podía moverse por su casa. Después de cinco meses de recibir comidas y asesoramiento, perdió 45 libras, lo que alentó a sus médicos a que le hicieran un reemplazo de cadera. Ahora su peso está en 245, su diabetes está bajo control, y trabaja en su casa vendiendo antigüedades por eBay.

“Ha sido increíble, estar en el programa me ha salvado la vida”, dijo.

Esta historia es parte de una colaboración entre WHYY’s The Pulse, The Philadelphia Inquirer y Kaiser Health News.

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